PLANCHAS NÓRDICOS, MAX CAPOTE Y DESPEDIDA.
Antes que nada: Por ser el unico fotografo de la velada, me voy a hacer el lindo, (por que lo soy...), y las fotos las dejo para despues. No, en realidad colapsó mi PC por culpa del Driver de mi camarita, por lo tanto, el 25, como regalo de Navidad, se las mando. No se vuelvan locos, che!!
El Parque Rodó no es el mejor lugar para reunirse. Eso ya lo sabíamos (por lo menos yo) de antemano. Planchas entorno a aquel barco vikingo que sirvió de guía a todos aquellos que se acercaron a esta “fiesta final”. Al menos rindió. Llegué puntual 20:30 hs., ya que habíamos quedado con Fabro en reunirnos un poquito mas temprano. Pero no llegaba, y de no haber sido por Esteban, quien pensaba que era a las 20:00, yo estaría tirado al lado del Mambo con el culo roto. Es que abundaban especimenes de aquella tribu urbana de terror.
Todos fueron llegando de a poco a aquella mesa que armamos como si fuésemos dos pioneros con Esteban, junto a unos churros que parecían estar embebidos en todas las grasas y aceites conocidos por el hombre civilizado, los cuales me cayeron bastante mal.
Los momentos rescatables de este “primer tiempo”, serían dos: el primero, el reencuentro con la Tía y Maey, quienes estaban desaparecidas de las anteriores tertulias. El segundo, la llegada y bienvenida a Noel a estas reuniones masivas.
Una vez todos juntos, partimos a comprar entradas para los jueguitos, claro que Nacho no se subió ni a la calesita, y yo iba por el mismo camino. Pero como si se tratase de un fiel de la Iglesia de “Pare de sufrir”, me lavaron la cabeza, y me metí en la joda. Pero primero se subieron al Mambo. Todavía me acuerdo de la cara de sufrimiento de Agustina, las caras de Fabro que divirtieron a todos quienes estábamos abajo mirando, y los demás que subieron zafaron bien. Y después me llegó la hora: el barco vikingo. Al principio, era todo una pavada, surfeaba parado en el barquito, hasta que el ángulo que formaba la punta en la que estábamos con Nico 1138, se hizo casi de noventa grados. Y me tuve que sacar los lentes, sino, se me caían. Menos mal que al frente tenía para verles las caras a Moe, Fabro, Nico Mezzera, Maey, Esteban, etc. Nos cagámos de la risa. Obvio que cuando bajamos, pocos pudieron ocultar sus dolencias. Esteban estaba hecho paté. A Moe se le revolvió el estómago y se le aflojaron las piernas. A mi, todo eso y muchísimo mas. Casi me muero. Los demás no confesaron dolencia alguna. De ahí a los autitos chocadores, donde Nico M. me hizo caso, y golpeó con su autito a unos niños. ¡¡Bien dada!! (del verbo dar). Mientras ellos se batían a duelo con autos y otros mirábamos, Esteban estaba acostado en un escalón sufriendo como loco. Antes se había tirado en una banca, no daba mas. Pero resurgió entre las cenizas (y vómitos?) y siguió vivito y coleando.
Luego de un rato, decidimos que era hora de partir a comer algo. Mi estómago decía que no, pero la languidez pudo mas, y bueno... Tuvimos que caminar. Fue fatal. Encima a Nacho le dolía una pierna, lo cual le dificultó terriblemente la caminata. Pero llegamos. Primero a “Il Mondo...”, pero estaba lleno, y cruzamos a “The Manchester”, donde no nos quisieron armar mesa afuera. “Vayan adentro que hay lugar” decía aquel mozo de pacotilla, tratándonos de convencernos. Pero nos fuimos. Llegamos a un bar que Agustina conocía, comimos, nos atendieron bien, y de ahí a BJ. Gracias a Agus nos hicieron precio (diez pesos menos), y entramos. Capote no tocaba aun, mucha gente no había pero no quedaba mesa libre. Nos armamos una, y al fin cayó Vaporeso, y nadie mas, por desgracia. Empezó a caer gente a BJ, y tarde, muy tarde tocó Max. Me fui a la primer fila, a retratarlo junto a la banda, y escuché por parte de unas féminas “aguanten las groupies”. Me descolocaron, realmente. Luego de algunas tomas, incluso Max posó para una de mis tomas, pero se apagó la luz, y la quedé. Me miró como diciendo “seguí participando”, saqué unas mas, y volví a la mesa, me paré arriba, le saqué radiografías a las primas, la banda, y me bajaron de la mesa, me subí a la silla y seguí hasta que dije basta. Tanto esperar y tocó media hora... pero fuera de eso, estuvo bueno.
Ah, no insistan. No les voy a decir que apenas llegamos Grica se mamó con una vodka con sprite, y nos mandó a mi y a Fabro en reiteradas oportunidades a la puerta, a preguntar “si Ossie iba a venir”...
Tarde ya, cuando finalizó el show, nos fuimos, con rumbo primario a “Fun-Fun”, pero estaba abarrotado de gente, y cruzamos a un barsucho al lado de “La Ronda”. Entre varias conversaciones, se fue dando el final, cuando el mozo aquel, nos miró como para echarnos. Eso si, fue una de las tertulias que terminó mas tarde.
Faltaron, otra vez, los borrachos breakdancers, pero en su lugar, vinieron un par de pedigüeños del Parque Rodó, primero a manguearnos unos churros, después un cigarro... como le tomamos el pelo a este último. Ese pucho tenía precio, claro.
Bien.... mi crónica se termina aquí, con el deseo de que se repita, mucho mejor, pero que el punto de encuentro no sea “Planchalandia” (versión terraja y baratísima de Disneylandia).
Y recuerden. Si quieren agregar algo, comenten, todo esto es un tremendo esfuerzo de hacer memoria.... no se si saben, pero hay cosas que me cuestan retener... jej... vamos, comenten, comenten nomás.
Hasta la próxima entrega de nuestras “crónicas tertúlicas”, a la misma hora, por el mismo canal....(que manera de inventar palabras... “tertulicas”... jej, donde se vio?)