QUE BELLOS RECUERDOS!
Tomás Stroboi, se levantó contento aquella cálida mañana de marzo. Desayunó, miró la TV, y llegado el mediodía, sintió apetito, por lo que se levantó de su mullido sofá, y se dirigió la cocina, a ver que tenía en la heladera. Ni bien la abrió, un olor nauseabundo recorrió toda la cocina, inundando el aire.
"Mmmm.... la buseca de la abuela... que rico.... Hoy es viernes! La abuela hace buseca!!" Dijo. Y llamó a la doña.
Después de obtener la venia, se dirigió raudo con su bólido, y en cuestión de minutos, llegó a la casa de aquella anciana.
Todo era jolgorio. Los niños jugaban con Playmobils, sus padres tomaban vino, los abuelos timbaban abierto, y Tomás estaba ahi, conversando con su prima Clota, quien también habia ido a comer buseca. Luego de idas y venidas, timbas, borracheras y alguna que otra incontinencia urinaria, llegó la abuela Chomba, con la olla de buseca, colocada en una carretilla, por que de lo que pesaba, era imposible trasladarla.
Todo fué una fiesta. La familia entera, del abuelo al chiquilín quedaron satisfechos. Mucho vino, mucha cocacola. Muchos gases.
Tomasito, se puso a jugar al Family game con uno de sus sobrinos, Mauricio. Mientras eso pasaba, hordas de personas, se peleaban por los dos diminutos baños que habia en toda la casa de la abuela Chomba, cual si fueran imperios europeos disputándose territorios mediterráneos. Era una locura. Dos horas mas tarde, todo se habia calmado, y de las catorce personas que habían a la hora de comer, quedaron solo tres: La abuela, Mauricio y Tomás, estos dos últimos, jugando completamente enviciados al Mario 14, que era igual al 2, pero con el fondo verde. Era tal el grado de veneno que tenían estos dos seres con aquel aparatito, que cuando la abuela se acercó a pedirles que pusieran "El Show de Don Francisco" intentaron atacarla mordiéndole los tobillos. Gracias a Dios que la veterana está sana y salva.
Cuando ya iban por la quinta pantalla del segundo mundo, Tomás sintió ganas de ir al baño, a retirar sentado en la tablita del coqueto baño de la abuela, que había sido el mas buscado por los defecantes de turno. Pero ahora no había nadie en la casa, y se disponía a sacarse aquella torta del cuerpo. Una vez comodamente instalado en la tapa acolchonadita del inodoro aquel, prendió un cigarrillo, tomó una revista "Caras" de hacía meses y se disponía a hacer tranquilamente. Así estuvo durante media hora soltando trozos de algo que alguna vez fué buseca. La abuela lloraba en el piso de abajo, por que se sentía cuando un sorete golpeaba la loza de aquel W.C. Asi fué que, una vez ya vacío, se limpió el tuje, lo secó, se lavo las manos, se miró al espejo y se revento un granito que le machó todo el vidrio aquel....
Cuando iba saliendo contento, tocó el botón aquel que estaba empotrado en la pared, y no salió el aguita, por lo tanto, el pastel que había dentro de aquello que en principio era blanco y reluciente, nunca se fué. Y siguió aprentado el botón, y consiguió el mismo resultado. Asi una y otra vez, hasta que se hundió completamente el botón. Asi que tuvo que improvisar. No habia balde, no habia nada. Su ultima opción era meter la mano adentro del güaterclos, y con esa extremidad, meter la caquita por adentro del hueco del inodoro. Mientras lo hacía, sentía el olor aquel de sus propios desechos, de la buseca de la abuela. Y recordó por que se acordaba de la comida de la abuela. Por que siempre le pasaba lo mismo, una y otra vez.